Buscar alternativas validas a nuestras emociones, es esencial para la buena gestión de las mismas, cuando utilizamos antídotos poco adaptados a nuestras emociones, a veces tenemos un alivio momentáneo, como por ejemplo cuando actuamos de forma agresiva, cuando lo que realmente nos pasa es que estamos tristes, identificar esas emociones, darles su nombre y reflexionar sobre cuál es la mejor forma de canalizarlas, nos ayudará a sentirnos mejor a corto y a largo plazo, porque una de las insatisfacciones con las que lidiamos en muchas ocasiones, es que el placer inmediato compite MALAMENTE con el bienestar a un plazo más largo, por ello, en muchas ocasiones nos ayudará pesar “ESTO QUE VOY A HACER ME HARÁ SENTIR BIEN MAÑANA”… Con reflexiones de este tipo, y alguna que otra estrategia de distracción, podemos torear algún que otro momento de esos que dan al traste con nuestros propósitos cuando nos dejamos llevar por el placer inmediato.
Adelgazar & Bienestar
Tratamiento de los trastornos alimenticios de obesidad y ansia por la comida. El tratamiento estará dirigido a normalizar el peso a través de dietas personalizadas, así como el necesario apoyo psicológico para reducir los niveles de ansiedad asociados al control de la conducta compulsiva de comer
viernes, febrero 25
viernes, noviembre 12
LA DESPENSA IMAGINARIA
bien alimentados psicológicamente hablando.
sufriremos síntomas que nos harán estar mal".
Autora: Isabel Menéndez
Alimentación Emocional
martes, noviembre 2
¿Qué es un atracón?
Un atracón consiste en ingerir grandes cantidades de alimento en poco tiempo acompañado por la sensación de pérdida de control.
Habitualmente aparecen después de períodos de restricción alimentaria, dietas muy restrictivas, o, en respuesta a estados emocionales diversos. También se conoce como ingesta compulsiva porque hay una compulsión por comer.
Características de los atracones:
- Se realizan habitualmente a escondidas.
- Los alimentos consumidos son de alto contenido calórico.
- Se ingieren a gran velocidad.
- La ingestión se realiza hasta que la persona ya no puede más.
- Suelen aparecer cuando hay estados de ánimo desagradables.
- Con frecuencia se acompaña de un sentimiento de placer durante el episodio. Pero van seguidos de sentimientos de arrepentimiento, culpa, vergüenza y autodesprecio.
- Se acompañan por sensaciones físicas incómodas: malestar corporal, distensión y dolor abdominal.
- Puede comenzar en un sitio y acabar en otro (por ejemplo, comienza en un restaurante y acaba en casa).
- Pueden ocurrir a cualquier hora del día, aunque son más frecuentes por la tarde y por la noche.
- Los alimentos que se ingieren son alimentos de fácil disponibilidad (lo primero que pillan), no suelen ser alimentos elaborados debido a la urgencia de la compulsión y la necesidad de satisfacción inmediata.
- La comida no se saborea, se traga.
- El atracón no es picoteo. La ingesta se prolonga como máximo durante 2 horas.
Adicción a la Comida
Estos episodios repetidos en el tiempo generan una adicción a la comida. Es decir, una compulsión, una dependencia, un pensamiento obsesivo y repetitivo que lleva a desear determinados alimentos, casi sin importar las consecuencias.
¿Por qué decimos que existe una adicción a la comida?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define adicción como: “Un estado de intoxicación crónica y periódica originada por el consumo repetido de una droga, natural o sintética, caracterizada por:
- Una compulsión a continuar consumiendo por cualquier medio.
- Una tendencia al aumento de la dosis.
- Una dependencia psíquica y generalmente física de los efectos.
- Una conducta con consecuencias perjudiciales para el individuo y la sociedad.
Si releemos esta definición nos daremos cuenta de que esto es exactamente lo que le ocurre a la persona adicta a la comida:
- Tiene la compulsión por comer y por continuar comiendo como sea.
- Cada vez necesita más comida, hasta no poder más.
- Tiene una dependencia que le provoca una obsesión, pensamientos repetitivos alrededor de la comida, una necesidad imperiosa por ciertos alimentos.
RECAPITULANDO….COMER EMOCIONAL à ATRACONES à ADICCIÓN
Comer emocionalmente es cuando comemos sin hambre, impulsados por las emociones para obtener un alivio inmediato.
La expresión máxima del comer emocional es comer compulsivamente, es decir el atracón.
Cuando el atracón ocurre con frecuencia se convierte en adicción a la comida.
¿CÓMO AFRONTARLO?
HÁBITOS ALIMENTARIOS: Cambiando la dieta, la manera de comer, introduciendo una rutina saludable, poco a poco nuevos hábitos de alimentación más adecuados, y cambiando la relación con la comida.
GESTIÓN EMOCIONAL: Aceptar, reconocer, expresar y gestionar las emociones de otra manera. Tomar decisiones, Afrontando las situaciones y las emociones que necesita resolver en su vida, cambiando algunas creencias, actitudes y conductas perjudiciales. Encontrar otras fuentes de gratificación que no sean la comida.
Fuente: http://centrotiban.es/238-2
lunes, marzo 29
Carbohidratos en una dieta cetogénica o baja en carbohidratos
Los hidratos de carbono o carbohidratos son uno de los macronutrientes que se encuentran en los alimentos y suministran una de las posibles fuentes de energía del cuerpo. Comer bajo en carbohidratos o keto restringe los carbohidratos para promover la pérdida de peso y mejorar la salud.
¿Qué son los carbohidratos?
“Carbo” es la abreviatura de “carbohidrato”. Al igual que los otros macronutrientes como las proteínas y las grasas, los carbohidratos proporcionan energía (calorías) a nuestro cuerpo.
Hay dos tipos básicos de carbohidratos en los alimentos: almidones y azúcares.
Almidones
Los almidones están formados por largas cadenas de unidades individuales de glucosa (azúcar) que están unidas entre sí.
Los alimentos con almidón generalmente no tienen un sabor dulce. Sin embargo, debido a que un almidón es solo una larga cadena de moléculas de azúcar (glucosa) unidas, una vez que se digiere en el intestino, se absorbe en la sangre como glucosa pura, lo que eleva los niveles de azúcar en la sangre.
Ejemplos de alimentos ricos en almidón
- Arroz
- Pasta
- Papas/patatas
- Cereal
- Pan
Azúcares
Los azúcares son cadenas mucho más cortas en comparación con los almidones. De hecho, a veces son solo una sola molécula de glucosa o fructosa. Sin embargo, en los alimentos suelen ser dos moléculas de azúcar unidas entre sí, como la sacarosa (glucosa y fructosa) o la lactosa (glucosa y galactosa). A continuación se muestran representaciones simplificadas de una sacarosa y una molécula de lactosa.
Los azúcares se encuentran en los alimentos integrales y en muchas plantas y productos lácteos, pero aparte de algunas frutas y algunos vegetales de raíz, como las zanahorias y las remolachas, estos alimentos no tienen un sabor muy dulce. Algunas verduras, los frutos secos y las semillas contienen solo cantidades muy pequeñas de azúcar.
Ejemplos de alimentos integrales que contienen azúcar
- Fruta y jugo de frutas
- Vegetales
- Frutos secos y semillas
- Leche, yogurt y kéfir
Frecuentemente, los alimentos procesados y envasados contienen azúcares añadidos. Los fabricantes de alimentos suelen agregar azúcar refinada o jarabe de maíz con alto contenido de fructosa a sus productos, aunque a veces utilizan miel u otros azúcares “naturales” que se consideran más saludables. Pero el azúcar es azúcar, y el cuerpo lo procesa todo de la misma manera.
Ejemplos de azúcares agregados
- El azúcar blanco refinado y todos los demás azúcares: azúcar moreno, azúcar crudo, azúcar de remolacha, azúcar de coco, azúcar turbinada, etc.
- Dextrosa
- Jarabe de maíz alto en fructosa
- Miel
- Miel de maple o jarabe de arce
- Melaza
- Néctar de agave
¿Cómo se procesan los carbohidratos en el cuerpo?
Los almidones y los azúcares de dos unidades moleculares son demasiado grandes para que el cuerpo los absorba. Por lo tanto, después de comer carbohidratos, el cuerpo produce enzimas que los descomponen en unidades de azúcar individuales que sí pueden ser absorbidas.
Estas unidades de azúcar individuales son manejadas por el cuerpo de diferentes maneras y, para comprender el efecto de los carbohidratos en el cuerpo, es especialmente útil conocer la diferencia entre la forma en que se absorben la glucosa y la fructosa.
Cuando la glucosa ingresa al torrente sanguíneo hace que el azúcar en la sangre aumente de inmediato. Entonces el páncreas produce insulina, la hormona que permite que la glucosa se mueva de la sangre a las células. La magnitud de la elevación de la glicemia, y el tiempo que permanece elevada, depende de varios factores, incluyendo la cantidad de carbohidratos que consumes, la cantidad de insulina que produces y la sensibilidad de tus células a la insulina.
Por otro lado, la fructosa no eleva el azúcar en la sangre como lo hace la glucosa. En cambio, va directamente al hígado, donde se convierte en glucógeno para su almacenamiento. El hígado puede manejar las pequeñas cantidades de fructosa que se encuentran en alimentos integrales sin dificultad. Sin embargo, consumir alimentos procesados y bebidas con alto contenido de fructosa puede sobrepasar la capacidad del hígado para procesarla adecuadamente. Consumir mucha fructosa de forma regular puede producir resistencia a la insulina, hígado graso y obesidad.
El néctar de agave y otros edulcorantes alternativos “saludables” que tienen un alto contenido de fructosa muchas veces se comercializan como “bajo IG” porque no afectan el azúcar en la sangre de la misma manera. Sin embargo, pueden ser una opción aún peor que el azúcar común en lo que respecta a nuestro peso y salud.
En general, se acepta que hay un componente de los carbohidratos que no se digiere ni se absorbe: la fibra. Esto se debe a que, a diferencia del almidón y el azúcar, nuestro cuerpo carece de las enzimas necesarias para descomponer la fibra
Sin embargo, las bacterias que viven en el intestino pueden digerirla. Después de que la fibra pasa al colon, estas bacterias intestinales la fermentan en ácidos grasos de cadena corta que no aumentan el azúcar en la sangre y pueden proporcionar beneficios para la salud.
Es importante destacar que todos los carbohidratos que no son fibra se absorben y pueden aumentar el azúcar en la sangre, sin importar si provienen de granos enteros o refinados, frutas, vegetales o azúcar.
¿Cómo se utilizan los carbohidratos en nuestro cuerpo?
Una vez que los carbohidratos ingeridos se digieren y se absorben, todas las células del cuerpo pueden utilizar la glucosa, incluidas las células de los músculos, el corazón y el cerebro.
La glucosa que estas células no necesitan de inmediato puede almacenarse en el hígado y los músculos como glucógeno. Sin embargo, hay un límite en la cantidad que puede almacenarse. Una vez que el almacenamiento de glucógeno esté lleno, cualquier glucosa adicional de la descomposición del exceso de carbohidratos se convertirá en grasa y se almacenará en el cuerpo.
¿Cuáles son los beneficios de restringir los carbohidratos?
Una dieta baja en carbohidratos proporciona varios beneficios, especialmente para las personas que desean controlar el azúcar en la sangre y/o perder peso:
- Una reducción en el nivel de azúcar en sangre e insulina.
- Eliminación de antojos de carbohidratos.
- Gran control del apetito.
- Posibilidad de pasar muchas horas sin comer debido a que uno se siente lleno y satisfecho.
¿Necesito comer una cantidad mínima de carbohidratos?
La respuesta corta es no. De hecho, técnicamente no necesitas comer carbohidratos en absoluto. Cuando los carbohidratos están restringidos, tu cuerpo utiliza grasas y cetonas en lugar de azúcar como su principal fuente de energía. Aparte de los glóbulos rojos y una pequeña porción de tu cerebro y riñones, que requieren glucosa, las células pueden usar ácidos grasos o cetonas como combustible.
Tu cuerpo es capaz de producir glucosa para cualquier célula que la necesite, incluso si no ingieres carbohidratos. Esto se debe a que el hígado puede convertir los aminoácidos (que se encuentran en la proteína) y el glicerol (que se encuentra en los ácidos grasos) en glucosa. Este proceso se conoce como gluconeogénesis.
Curiosamente, hay nueve aminoácidos esenciales que se encuentran en la proteína y dos ácidos grasos esenciales, pero no existe ningún carbohidrato “esencial”.
Sin embargo, hay muchos nutrientes valiosos en muchos alimentos bajos en carbohidratos, como las verduras, nueces y semillas. Estos alimentos también proporcionan fibra, sabor y textura que pueden mejorar la experiencia de comer.
Los mejores carbohidratos en una dieta baja en carbohidratos
Al elegir sabiamente los carbohidratos, todavía se puede mantener el azúcar en sangre dentro de los límites saludables a la vez que el cuerpo se nutre con vitaminas y minerales importantes. Agregar algunos carbohidratos a la dieta también puede hacer que el estilo de vida bajo en carbohidratos sea más sostenible, divertido, colorido y variado.
Estas son algunas de las mejores fuentes de carbohidratos en una dieta keto o baja en carbohidratos:
- Brócoli
- Coliflor
- Col rizada o kale
- Verduras de hoja verde
- Espárragos
- Aguacate
- Nueces de macadamia
- Semillas de calabaza
- Frambuesas
¿Qué son los “carbohidratos netos”?
Los carbohidratos netos son la cantidad de carbohidratos que contiene un alimento después de restarle la fibra.
Aunque en general se acepta que la fibra en los alimentos integrales no se digiere ni se absorbe, no todos los expertos en dietas con restricción de carbohidratos están de acuerdo con este punto. Además, en las personas con diabetes tipo 1, la fibra puede distender el estómago y desencadenar la liberación de hormonas que elevan el azúcar en la sangre. Por lo tanto, se puede restar los carbohidratos de fibra en los alimentos enteros para obtener los “carbohidratos netos” o contar los carbohidratos totales, según las preferencias personales y la propia tolerancia.
Por otro lado, muchos alimentos procesados bajos en carbohidratos muestran etiquetas que indican los “carbohidratos netos”, que reflejan los carbohidratos totales menos la fibra agregada y los edulcorantes conocidos como alcoholes de azúcar. Los estudios han demostrado que algunos de estos aditivos se pueden absorber parcialmente y elevan el nivel de azúcar en la sangre.
Por lo tanto, el término “carbohidratos netos” en los alimentos envasados puede ser muy engañoso.
¿Cuántos carbohidratos debería comer por día?
No todos necesitan la misma restricción de carbohidratos para una salud óptima. Las personas sanas, físicamente activas y con un peso normal no tienen que restringir los carbohidratos en absoluto, siempre que elijan carbohidratos no procesados de mayor calidad.
Sin embargo, para las personas con una variedad de problemas de salud o problemas de peso, a menudo es beneficioso mantener el consumo de carbohidratos relativamente bajo. Cuanto más bajo, más efectivo para perder peso y para problemas metabólicos de salud como la diabetes tipo 2.
Fuente: ARTICULO COMPLETO: https://www.dietdoctor.com/es/keto/carbohidratos
¿El cerebro necesita carbohidratos?
El cerebro necesita un suministro constante de energía
El cerebro es sin duda el órgano que más trabaja. Es el que nos permite tomar decisiones, leer, hablar y realizar cientos de otras acciones al instante. Además, se encarga de varios procesos involuntarios que son vitales para la supervivencia, incluida la respiración, la regulación de la temperatura corporal y la secreción de hormonas. Es la principal estructura del sistema nervioso central: recibe y envía mensajes a todo el cuerpo para permitirnos hacer cosas como detectar un automóvil que aparece de repente y luego frenar o cambiar de rumbo para evitarlo.
Representa solo el 2 % del peso corporal; sin embargo, consume el 20 % de la energía diaria. Los estudios muestran que dos tercios del balance energético del cerebro se usan para ayudar a las células nerviosas a “activarse” o enviar señales. El tercio restante es para el mantenimiento de las células.
Para llevar a cabo estas importantes funciones, el cerebro necesita un suministro constante de energía. Puede usar dos fuentes principales de energía: glucosa o cetonas, y ambas cruzan la barrera hematoencefálica. En el caso de las personas que llevan una alimentación alta o moderada en carbohidratos, la principal fuente de energía del cerebro es la glucosa. En el caso de las que llevan una alimentación baja en carbohidratos o cetogénica, la principal fuente de energía para el cerebro son las cetonas.
¿Qué ocurre cuando no consumes carbohidratos?
Se calcula que cuando el cerebro toma la energía de los carbohidratos, necesita entre 110 y 145 gramos de glucosa al día para funcionar de manera óptima.
La mayoría de las personas que siguen una alimentación alta en carbohidratos, muy común en la actualidad, comen aproximadamente el doble de los carbohidratos que utiliza el cerebro, por lo que tienen un suministro de glucosa más que suficiente.
¿Qué sucede si comes menos de 110 gramos de carbohidratos al día, o incluso cero carbohidratos? ¿El cerebro se muere de hambre? ¡Por supuesto que no!
El hígado y los músculos almacenan glucosa en forma de glucógeno. Aunque la cantidad varía según la persona, un hombre de tamaño promedio que pese unos 70 kg almacena aproximadamente 100 gramos de glucógeno en el hígado.
Cuando se dejan de consumir carbohidratos durante varias horas, el glucógeno hepático se descompone en glucosa y se libera en el torrente sanguíneo para evitar que la glucemia baje demasiado. Aunque se almacena mucho más glucógeno en los músculos que en el hígado, el de los músculos tiene que permanecer allí para satisfacer las necesidades energéticas musculares y no puede ser liberado al torrente sanguíneo para elevar la glucemia.
Después de pasar de 24 a 48 horas sin ningún tipo de carbohidrato, el glucógeno se agota y los niveles de glucosa e insulina en la sangre disminuyen considerablemente.
En ese momento el hígado aumenta la síntesis de compuestos solubles en agua, conocidos como cetonas, creados por la descomposición de los ácidos grasos. La fuente de las cetonas es la grasa que se consume o la grasa movilizada de las reservas de grasa corporal. Las cetonas resultantes pueden cruzar la barrera hematoencefálica para proporcionar al cerebro una fuente alternativa de energía.
Eso significa que existe otra fuente de energía disponible para el cerebro cuando al cuerpo le quedan pocos carbohidratos almacenados.
¿Puede el cerebro valerse solo de las cetonas?
El cerebro siempre necesita algo de glucosa. Sin embargo, los investigadores han demostrado que al seguir una dieta cetogénica estricta o al estar en una situación de ayuno o inanición, se pueden usar las cetonas para satisfacer hasta el 70 % de las necesidades energéticas del cerebro.5
Para satisfacer la demanda energética restante del cerebro, el hígado puede producir toda la glucosa necesaria mediante un proceso conocido como gluconeogénesis (que significa “producir nueva glucosa”).
Los compuestos que el hígado usa para sintetizar glucosa son:
- Aminoácidos de las proteínas consumidas (o, en caso de un consumo inadecuado de proteínas o períodos de inanición, se obtienen de la descomposición muscular).
- Glicerol (parte de una molécula de triglicéridos) de la descomposición de la grasa corporal o de la grasa alimentaria.
- Piruvato y lactato, que son moléculas creadas por la descomposición de la glucosa durante el metabolismo energético y que se pueden volver a unir para crear de nuevo glucosa.
Por lo tanto, el cerebro puede conseguir toda la energía que necesita gracias al hígado, con la glucosa almacenada, la gluconeogénesis o la producción de cetonas, se consuman o no carbohidratos.
Usar solo glucosa frente a usar glucosa y cetonas como energía para el cerebro
Si llevas una alimentación entre moderada y alta en carbohidratos, el cerebro no está adaptado a usar cetonas. Por lo tanto, la glucosa será la principal fuente de energía del cerebro en todo momento. Cuando los niveles de glucosa caen, el cerebro puede enviar fuertes señales de que necesita más glucosa: hambre, irritabilidad, mareos, aturdimiento, confusión.
Una vez que el cuerpo se adapta a una alimentación muy baja en carbohidratos o sin carbohidratos, el cerebro utiliza fácilmente las cetonas para satisfacer una gran parte de sus necesidades energéticas, y el hígado produce la cantidad de glucosa necesaria para satisfacer el resto. Por tanto, la glucemia se mantiene estable aunque no se consuman carbohidratos y se previenen los síntomas de la hipoglucemia.
Desde un punto de vista evolutivo, tiene mucho sentido. Se sabe que los cazadores-recolectores a menudo pasaban varias horas o incluso días sin comer mientras buscaban comida. La capacidad de usar una combinación de cetonas y glucosa como energía para el cerebro fue clave para su supervivencia.
Conclusión
En resumen: comer carbohidratos para conseguir la energía que el cerebro necesita es una opción, no un requisito.
Es cierto que el cerebro no puede funcionar completamente con cetonas; también necesita algo de glucosa. Sin embargo, el cerebro no corre peligro con una dieta muy baja en carbohidratos o incluso con una dieta que no tenga carbohidratos. Gracias a la gluconeogénesis, el cuerpo producirá y proporcionará al cerebro toda la glucosa que necesita.
Fuente: ARTICULO COMPLETO: https://www.dietdoctor.com/es/low-carb/cerebro-necesita-carbohidratos?fbclid=IwAR2KaH78mlEdi-jnVhne5XxP8S_vTQvcxKG5Ormh5Gv88rDnoBNVmkrkK14
viernes, septiembre 25
AZÚCAR ¿CUÁL ES LA ALTERNATIVA MÁS SALUDABLE?
El origen del problema
El bebé tras la lactancia empieza
a consumir grandes cantidades de azúcar en forma de papillas infantiles
(potitos), cereales dextrinados, galletas, lácteos azucarados y un sinfín de
productos ultraprocesados "especialmente diseñados para él". Este
consumo de azúcar modela su percepción gustativa y genera una predilección
excesiva hacia los alimentos dulces. Durante la niñez, productos como los
cereales del desayuno, los batidos lácteos azucarados, las bebidas
refrescantes, los zumos, los dulces y las golosinas convierten cada comida, y
en especial cada celebración, en eventos repletos de este dulce elemento. La
asociación de los alimentos azucarados con cada "momento especial de la
vida", y que se utilice como premio a las “buenas conductas" del
menor, refuerza insistentemente su consumo. La ingesta de azúcar durante la
infancia se consolidará como un hábito que se perpetuará en la vida adulta y
podrá disminuir la calidad y la esperanza de vida del individuo. En definitiva,
somos una sociedad "enganchada" al azúcar y enferma por su consumo
excesivo.
Entonces, ¿cuál es el mejor
sustituto del azúcar?
Una vez creada la dependencia al
azúcar y entendiendo los problemas de salud que origina su consumo nos
preguntamos: ¿qué alternativas saludables existen?, ¿qué otros endulzantes
podemos usar en su lugar que favorezcan nuestra salud? Para dar respuesta a estas
preguntas debemos entender que los alimentos dulces, tal y como hemos aprendido
a consumirlos, asociados a vivencias placenteras, activan nuestro sistema de
recompensa y nos incentivan a la hiperingesta, como explico aquí. El intenso
sabor dulce, al que hemos acostumbrado a nuestro paladar, estimula
excesivamente nuestras papilas gustativas e impide apreciar correctamente el
sabor de otros alimentos que pueden, incluso, ser rechazados. Un ejemplo de
esto lo encontramos en las frutas y verduras que, a diferencia del azúcar
adicionado, sí son esenciales en el crecimiento y desarrollo de los niños y el
mantenimiento de la salud del adulto. Pero no solo el azúcar es responsable de
una mala educación del paladar, esto puede ocurrir también con cualquier endulzante,
como la miel, la panela, la estevia, el ciclamato u otros edulcorantes. Debemos
entender que no existe ningún sustituto del azúcar que tengan un valor
nutricional suficiente como para que se justifique su consumo, por tanto, su
uso responderá únicamente a una necesidad originada por una mala educación
alimentaria, y no por ninguna necesidad fisiológica. El azúcar que precisamos
para mantener nuestra salud ya lo obtenemos de los propios alimentos: cereales
integrales, legumbres, frutas, tubérculos y hortalizas principalmente.
Por todo ello, hay que decir que
la alternativa más saludable al azúcar es dejar de consumirla y que no existe
ningún sustituto al azúcar que no sea potencialmente nocivo. Esta realidad
genera un problema enorme. Por un lado, tenemos a una sociedad golosa ávida de
dulces, cada vez más enferma como consecuencia de su adicción al azúcar, y por
el otro, una industria alimentaria que no deja de incentivar su consumo a
través de un marketing implacable y altamente eficiente. ¿Cuál es la solución?
La única solución real es reeducar nuestro paladar, dejar de consumir cualquier
tipo de azúcar o edulcorante artificial y acostumbrarnos a saciar nuestra
necesidad de dulce a través de alimentos tales como las frutas frescas o las
frutas desecadas, alimentos que hemos consumido a lo largo de toda nuestra
evolución como seres humanos.
En conclusión
La deshabituación del consumo de
dulces, refrescos y otros alimentos endulzados es complicada. Decía Francisco
Grande Cobián, médico e investigador español, que era más fácil cambiar de
religión que de hábitos dietéticos y, desde luego, tenía razón. No todo el
mundo se siente con las fuerzas suficientes como para modificar sensiblemente
su alimentación, ya que esta forma parte de su identidad, de su forma de
entender el mundo, es una fuente de placer y con ella compensa gran parte de
sus insatisfacciones. Quizá resulte poco realista aconsejar a la población, en
general, que deje de consumir dulces o edulcorantes de manera radical, ¡no lo
sé! A pesar de ello, debemos insistir en el mensaje y concienciar sobre la
importancia que tiene para nuestra salud y la de nuestros hijos disminuir los
alimentos endulzados al mínimo posible. Es especialmente importante que seamos
capaces de frenar este despropósito alimentario en el que las principales
víctimas son nuestros niños y niñas, la población más vulnerable. Debemos
evitar crear en ellos el gusto excesivo por los alimentos dulces y dejar de
comprometer su salud.
Solo trabajando desde la
educación alimentaria y con políticas que favorezcan la reducción del consumo
de azúcar y edulcorantes entre los niños y adultos podremos optar en el futuro
a una sociedad más saludable.
Fuente: https://jmcapitan.blogspot.com/2020/09/azucar-cual-es-la-alternativa-mas.html
martes, junio 23
AZÚCARES
Los carbohidratos, o glúcidos, son más comúnmente conocidos como azúcares.
- Los carbohidratos simples:
- Están formados por pequeñas moléculas.
- Suelen tener un sabor dulce.
- Se encuentran en el azúcar de mesa, la miel, la fruta o incluso en galletas y golosinas, a los que se les suele añadir azúcar en grandes cantidades. La lactosa (o azúcar de la leche) que se encuentra en los productos lácteos también forma parte de los denominados carbohidratos simples.
- Los carbohidratos complejos:
- Están formados por moléculas más grandes y complejas.
- No tienen un sabor dulce.
- Se encuentran principalmente en forma de almidón y fibras en el pan, la pasta, las patatas, los cereales (arroz, trigo, quinoa, maíz, etc.) y las leguminosas (lentejas, garbanzos, judías, etc.).
- Alimentos con un IG bajo: leguminosas (lentejas, guisantes, garbanzos), semillas oleaginosas (nueces, cacahuetes), ciertas frutas (manzana, pera, naranja, kiwi, uva), ciertos cereales (pan integral, bulgur, arroz integral, muesli natural), chocolate negro
- Alimentos con un IG medio: pasta integral, ciertas frutas (pasas, piña, cerezas, melón), arroz blanco, pan integral, chocolate con leche, mermelada
- Alimentos con un IG alto: patatas, pan blanco, pan de molde, pasta muy cocida, galletas de arroz, dulces, frutos secos (dátiles, albaricoques secos, pasas, etc.), miel
- La cocción: cuanto más se cocina un alimento, más aumenta su IG. Por lo tanto, el IG de la pasta «al dente» es inferior al de la pasta bien cocida, por ejemplo, y el IG de las patatas al vapor es inferior al de las patatas asadas.
- La presencia de fibra: la fibra reduce el IG de un alimento. Así, el arroz o el pan integral tiene un IG más bajo que el arroz y el pan blanco porque son más ricos en fibra. Del mismo modo, una fruta tendrá un índice glucémico más bajo que un zumo de fruta, carente de fibra.
- El grado de procesamiento: cuanto más se procesa un alimento, mayor es su IG. Los copos de avena, por ejemplo, tienen un IG de aprox. 60, mientras que los cereales inflados, cuyos granos se cuecen y llevan a alta presión, tienen un IG de aprox. 80. De la misma manera, las verduras cocidas y mezcladas en una sopa tendrán por lo tanto un IG mayor que las verduras crudas.
- La asociación de los alimentos entre sí: la presencia de lípidos y proteínas en las comidas reduce la velocidad de absorción de los glúcidos y, por lo tanto, el índice glucémico de la comida.
- Opta por glúcidos con un IG bajo: da preferencia a los productos crudos o poco procesados, como los cereales integrales o semintegrales y las leguminosas.
- Come fruta entera en lugar de zumo de fruta, carente de fibra y con un IG más alto.
- Acompaña tus comidas lo máximo posible con más verduras que cereales: las verduras deben constituir al menos la mitad de tu plato.
- Da preferencia a los alimentos ricos en fibra, la cual permitirá reducir la velocidad de asimilación de la glucosa.
- Opta por el pan integral de masa fermentada en lugar del pan blanco, que es mucho menos rico en fibra.
- Come proteínas para desayunar y almorzar: estas también reducirán la velocidad de asimilación de la glucosa