Aprender a decir que no a las tentaciones que hacen peligrar nuestros objetivos es una de las habilidades más útiles que puede desarrollarse, sobre todo cuando se trata de vivir una vida más productiva y saludable.
Decir no a los compromisos innecesarios
puede darte el tiempo que necesitas para crecer y mejorar. Decir no a las
distracciones diarias puede darte el espacio que necesitas para centrarte en lo
realmente importante. Decir no a la tentación puede ayudar a mantener el
rumbo y alcanzar tus metas de salud.
Pero ¿es posible pasar de las urgencias
de la vida cotidiana y evitar la distracción para enfocar las cosas que son realmente
importantes para
nosotros?
Parece una tarea difícil, sin embargo la
investigación está comenzando a demostrar que incluso los pequeños cambios
pueden tener un impacto significativo a la hora de mejorar nuestra habilidad para
decir no.
De hecho, ahora veremos un cambio
que puedes hacer ahora mismo y que te hará más fácil decir que no, resistir la tentación y
mejorar tu productividad y tu salud:
Cómo
decir no: Una investigación revela la mejor manera
En un estudio publicado en la revista Journal of Consumer Research,
120 estudiantes fueron divididos en dos grupos diferentes. La diferencia entre
estos dos grupos estaba en decir “No puedo” en comparación con “No
hago”.
A un grupo se le instruyó para que
cada vez que se enfrentaran a una tentación, se dijeran a sí mismos: “No puedo hacer X”.
Por ejemplo, al ser tentados con helado, dirían “No puedo comer helado”.
El segundo grupo, al enfrentarse a la tentación debería decirse “Yo no hago X”.
Al ser tentados con helado, dirían: “Yo no como helado”.
Después de repetir estas frases, cada
estudiante contestó una serie de preguntas relacionadas con el estudio. Una vez
respondidas las preguntas, los estudiantes fueron a entregar sus hojas de
respuesta pensando que el estudio había terminado. En realidad, acababa de
comenzar.
A medida que cada estudiante salió de la
habitación se les ofreció un regalo. El estudiante debía elegir entre una
barra de chocolate o una barra de cereales. Y esto es lo que sucedió:
Los estudiantes que se dijeron a sí
mismos “No puedo comer X” eligieron la barra de chocolate un 61% de las
veces. Mientras que los estudiantes que se dijeron a sí mismos “Yo no como X”
eligieron las barras de chocolate sólo el 36 % de las veces. Este
simple cambio de terminología mejoró
significativamente las probabilidades de que cada persona hiciera una
elección de alimentos más saludable.
Cómo
las palabras correctas ayudan a decir no
Los mismos investigadores también se
interesaron en cómo las palabras “no puedo” y “no hago” afectarían a nuestra voluntad de decir no al
enfrentarnos a tentaciones y
distracciones repetidas.
Después de todo, la mayoría de nosotros
puede rechazar una barra de chocolate una vez. Del mismo modo podrías ser capaz
de concentrarte en su trabajo cuando estás presionado por el tiempo, pero ¿es
posible evitar comportamientos improductivos sobre una base diaria y repetida?
En otras palabras, ¿hay una manera de decir no que hace que sea más probable mantener los buenos
hábitos y evitar los malos?
Los investigadores diseñaron un nuevo
estudio con 30 mujeres inscritas en un seminario sobre salud y bienestar. A
todas ellas se las instruyó sobre la importancia de mantener una serie de
objetivos de salud y bienestar a largo plazo. Luego se dividieron en tres
grupos de diez.
Al Grupo 1, que fue el grupo de
control, no se le dio ninguna estrategia específica a la hora de enfrentarse a
tentaciones que afectaran a sus objetivos.
Al Grupo 2 se le dijo que en cualquier
momento que se sintieran tentadas, deberían aplicar la estrategia del “no puedo”.
Por ejemplo, “yo no puedo perder mi entrenamiento de hoy”.
El Grupo 3 debía aplicar la estrategia del “no
hago”. Por ejemplo, “Yo no pierdo entrenamientos”.
Durante los 10 días siguientes, cada
mujer recibió un correo electrónico recordándole la estrategia a seguir y
pidiéndole que informara de su progreso. Y estos fueron los resultados:
En el Grupo 1 (grupo de control) 3 de
sus 10 miembros persistieron en sus objetivos durante los 10
días.
En el Grupo 2 (grupo del “no puedo”)
sólo 1 de sus 10 miembros mantuvo su objetivo durante los 10
días.
En el Grupo 3 (grupo del “no hago”)
la increíble cifra de 8 de sus 10 miembros persistieron con sus
metas a lo largo de los 10 días.
Conclusión: Las palabras que se utilizan
no sólo ayudan a tomar mejores decisiones de forma individual, también hacen que sea más fácil ser
persistente con los objetivos a largo plazo.
¿Por qué
“Yo no hago” funciona mejor que “Yo no puedo”?
Las palabras te ayudan
a acentuar el sentido de poder y de control sobre tu conducta. Además, las palabras
que se utilizan crean un circuito de retroalimentación que influirá sobre tus
comportamientos futuros.
Por ejemplo, cada vez que te dices a ti
mismo “no puedo”, estás creando un bucle de retroalimentación que es un recordatorio de tus
limitaciones. En cierto sentido, esta terminología indica que te estás
obligando a hacer algo que no quieres hacer.
Por contra, cuando te dices a ti mismo “no
lo hago”, se
crea un bucle de retroalimentación que te
recuerda el control que tienes sobre la situación y sobre tu propia conducta. Es una
frase que puede impulsarte a romper los malos hábitos y adquirir buenas
costumbres.
Heidi Grant, director del Centro de Ciencias de la
Motivación en la Columbia University explica la diferencia entre decir “No
hago” en comparación con “No puedo”:
“‘Yo no hago’ se experimenta como
una opción, por lo que te hace sentir poderoso. Es una afirmación de tu
determinación y fuerza de voluntad. ‘No puedo’ no es una opción. Es una
restricción que está siendo impuesta sobre nosotros. Así que pensar ‘No puedo’
socava tu sentido de poder y de elección personal.”
En otras palabras, la frase “Yo no hago”
es una forma potente de decir que no, mientras que la frase “Yo no puedo”
es una manera débil de hacerlo.
¿Cómo
aplicar estos resultados a la vida diaria?
Todos los días se dan situaciones en las que se hace necesario decir que
no. Por ejemplo, el camarero que te ofrece un menú de postres… o
las ganas de saltarte un entrenamiento y quedarte en casa… o
la distracción de leer el correo, los tweets y las actualizaciones de
facebook cuando deberíamos centrarnos en algo importante.
Individualmente, nuestras respuestas a
estas pequeñas decisiones parecen insignificantes, por lo que no nos
resulta un gran problema decirnos a nosotros mismos que “no podemos”
hacer algo. Pero imagina el efecto acumulativo de la elección de estas palabras de manera constante.
“No puedo” y “No
hago”
son palabras que parecen similares y con frecuencia podemos intercambiar, pero
psicológicamente puede proporcionar muy diferentes resultados y, en última
instancia, dan lugar a
conductas muy diferentes. No son sólo palabras. Son afirmaciones de lo
que crees, razones de por qué haces lo que haces, y recordatorios de cuáles son
tus metas.
La capacidad
de vencer la tentación y efectivamente decir que no es fundamental no sólo para tu salud
física, sino también para tu productividad diaria y tu salud mental. En pocas
palabras: puedes ser víctima de tus palabras o servirte de ellas y de su
poder.
Fuente:
http://psicopedia.org/3091/como-resistir-la-tentacion-la-importancia-de-decir-no/