jueves, octubre 4

Motivación

Alcanzar unos objetivos de pérdida de peso, SIN poner en peligro nuestra salud, conlleva realizar un importante cambio de hábitos. Sin embargo, un cambio de hábitos real que nos pueda llevar hacia este estilo de vida más saludable no siempre es sencillo, puesto que cambiar nuestra manera de actuar, nuestro día a día nunca lo es.

Es justo en este momento cuando entra en juego el punto clave de la motivación.

La motivación es la ilusión o actitud que nos hace ir hacia una meta. Este empuje suele ser fuerte al inicio y va perdiendo fuerza conforme los resultados se ralentizan y el cansancio aparece. Cuando estamos haciendo un plan de adelgazamiento, la pérdida de motivación a mitad del proceso provoca con mucha frecuencia el abandono del mismo. Por ello, debemos estar atentos a las fluctuaciones que sufre nuestra motivación a lo largo del proceso para poder ponerle remedio, antes de que sea demasiado tarde. Una buena motivación también es una garantía de éxito en los momentos de dificultad, tentaciones, situaciones difíciles de controlar, etc…

Los nutricionistas son conscientes de la importancia de la motivación y la incluyen dentro de su intervención. No obstante, si dicho profesional de la salud valora que la falta de motivación de un paciente es decisiva en la continuidad del tratamiento, le derivará a un experto en apoyo psicológico para poder trabajarlo con mayor profundidad.
Cuando tratamos de cambiar algo en nuestra rutina, notamos una resistencia que tira hacia lo conocido, hacia lo antiguo y se niega a cambiar. A veces, es una resistencia sutil y en otras ocasiones, nos sentimos tensos, irascibles o ansiosos.

Cuando intentamos perder peso, encontramos diferentes obstáculos que frenan nuestra motivación para iniciar nuestro plan: obstáculos mentales (ideas preconcebidas o irracionales que nos desaniman con facilidad), emocionales que nos revuelven (ansiedad, enfado, tristeza, soledad, aburrimiento), sociales (porque nuestro entorno no apoya nuestro deseo de comer saludablemente, por las continuas salidas sociales). Es muy importante que cada paciente detecte sus principales obstáculos para aprender a manejarlos.

Además al intentar ordenar nuestros hábitos de alimentación, descubrimos que la comida cumple muchas más funciones que la de aportar energía a nuestro organismo. La comida es el parche con que tapamos nuestra soledad, enfados, aburrimiento. También tiramos de la comida para silenciar el estrés y la ansiedad.

El apoyo psicológico brinda al paciente herramientas para controlar la ansiedad por la comida. Además le permite al propio paciente detectar las emociones que influyen en su comportamiento, lo que le permite ser consciente de ellas y anticiparse para que no recaiga en viejos malos hábitos y vuelva a comer sin control.

La clave es no rendirse a la desmotivación y tomar las medidas necesarias para seguir adelante, sabiendo reconocer y solicitar cuándo se requiera ayuda extra.



Fuente:  https://www.metodoporintercambios.com/metodo/motivacion/

miércoles, agosto 15

Obesidad: ¿cómo puede ayudarte un psicólogo?



La obesidad es un problema de salud en el que intervienen diferentes factores físicos, genéticos, psicológicos y ambientales. Más allá de problemas estéticos, según la OMS, la obesidad tiene consecuencias peligrosas para la salud. Entre las más frecuentes se encuentran: problemas cardiovasculares, trastornos del movimiento y algunos tipos de cáncer (hígado, vesícula biliar, riñones y colon).

En los últimos años la psicología ha tomado especial relevancia en el tratamiento de la obesidad. Los psicólogos trabajan con personas que tienen obesidad y sobrepeso para que aprendan una serie de herramientas que les permitan perder peso o mantener los cambios ganados mediante intervenciones para la obesidad.


¿Qué factores están implicados en la obesidad y el sobrepeso?

La obesidad se caracteriza por ser una enfermedad multifactorial: sus orígenes y su supervivencia se deben a diferentes causas o variables. A continuación, hacemos un repaso rápido por las principales variables y factores asociados con la obesidad y el sobrepeso.


Factores genéticos y físicos

El debate sobre la influencia genética en la obesidad es bastante controvertido; lo cierto es que es muy bajo el número de los casos de obesidad se deben a razones genéticas. Si bien es cierto que existen síndromes genéticos que presentan obesidad o sobrepeso dentro de sus características sindrómicas, aproximadamente el 90% de los casos de obesidad se detectan en personas sin dichos síndromes.

Los problemas de tiroides u otros problemas hormonales también suelen ser una “creída” causa de la obesidad. La mayoría de las personas que comienzan a ganar peso, buscan causas endocrinas o metabólicas que expliquen dicha ganancia. Sin embrago, fracasan en estos intentos.

De este modo, aunque sí que se han identificado determinados genes y causas físicas relacionadas con la obesidad, estos genes son los responsables de la misma en muy pocos casos. A muchos de los casos de obesidad se le atribuye un origen genético ya que los padres y familiares también suelen ser obesos. Pero, esto se debe en un buen número de casos al ambiente compartido, los hábitos alimenticios aprendidos y la actitud hacia la comida y el cuerpo, no a causas genéticas.


Variables psicológicas asociadas con la obesidad y el sobrepeso

Las emociones son los elementos psicológicos más asociados a la obesidad y al sobrepeso. El estado emocional de una persona se vincula directa e indirectamente con su apetito, su conducta a la hora de comer y también con las preferencias en el momento de escoger alimentos.

Las emociones influyen directamente en nuestro apetito. En función de la persona, una cierta emoción, como la tristeza o la alegría, puede incrementar o disminuir el apetito. El efecto es individual y depende de cada uno. Directamente, hay personas que cuando tienen ansiedad tienden a comer más y hay otras a las que se les “cierra” el estómago. Estos son efectos directos de la activación emocional y sus manifestaciones físicas.

De manera indirecta, las emociones se asocian con una predisposición a la ingesta de determinado tipo de alimentos. Por ejemplo, el estrés laboral predispone a ingerir una menor cantidad de alimentos, lo malo es que estos “pocos alimentos” son procesados y con alto valor calórico. Mientras que un estado de ánimo positivo y relajado, nos impulsa a comer más lentamente y en mayor cantidad.

Por otro lado, existe una gran cantidad de personas con sobrepeso y obesidad que utilizan la comida como estrategia de regulación emocional. En estos casos, frente a la frustración, el aburrimiento o la ansiedad la persona come y en ese momento se siente mejor, más aliviada. Así es como se crea un fuerte condicionamiento entre comer y reducir el malestar, para que después -en muchas ocasiones- aparezcan la culpabilidad y el arrepentimiento.

Así mismo, en los últimos años es popular la idea de que existe una adicción a la comida. Se trata de un tema muy controvertido y para el que la comunidad psicológica y científica todavía no tiene un discurso unificado. Es decir, diferentes investigaciones cuentan con conclusiones -y datos que las respaldan-, tanto a favor como en contra de que exista una adicción a la comida.

En esta línea, la comida y el acto de comer activa las mismas vías cerebrales de reforzamiento que activan las sustancias psicoactivas, como el alcohol y otras drogas, y también los juegos de azar. Teniendo esto en cuenta, podría decirse que sí existe adicción a la comida ya que ciertos alimentos son reforzadores primarios positivos muy poderosos.

Una de las variables psicológicas más importantes es lo que comúnmente se denomina “costumbres personales” y a las que los psicólogos llamamos “hábitos conductuales”. Todos los hábitos vinculados a la rutina diaria, los alimentos y la conducta alimentaria en muchos casos son variables que predisponen o condicionan la obesidad y el sobrepeso. Además, los hábitos son también la principal causa de que recuperemos peso tras una intervención quirúrgica para el sobrepeso o tras una dieta exitosa.

Dentro del grupo de hábitos que son causa de la obesidad y el sobrepeso, los más comunes son la falta de ejercicio físico y comer no-conscientemente (sin tener la mente puesta en el momento de comer). También se encuentra dentro de este grupo de hábitos el escoger alimentos en función del momento y el estado de ánimo, realizar otras actividades mientras se come y pasar muchas horas sin ingerir alimentos, entre otros.


Factores ambientales relacionados con la obesidad y el sobrepeso

Las variables ambientales son de las más importantes, ya que la influencia del ambiente es una pieza clave en la obesidad y el sobrepeso. En primer lugar, el ambiente en el que nos encontramos influye muchísimo en la cantidad de alimentos que ingerimos. Por ejemplo, comer acompañados se asocia con comer más.

El tipo de trabajo que realizamos y el horario del mismo también se relaciona con comer en mayor o menor cantidad. Las personas con turnos nocturnos o rotativos tienen más probabilidad de experimentar problemas de alimentación (anorexia, bulimia, obesidad). Tanto los cambios en la jornada laboral como trabajar por las noches se relaciona con trastornos del sueño, cambios en el ritmo circadiano (o reloj interno); esto provoca que no se descanse bien, el estado emocional tienda a ser negativo, y se recurra al ajuste de la conducta alimentaria (comer mucho o poco) como manera de regular la situación emocional.


¿Cómo es la terapia psicológica en obesidad y sobrepeso?

La terapia psicológica en obesidad y casos de sobrepeso es un elemento imprescindible para que cualquier dieta o intervención quirúrgica sea efectiva y sus resultados se mantengan a lo largo del tiempo. Una vez que el psicólogo evalúa en profundidad la conducta alimentaria, su contexto y los factores que tienen una influencia en la misma, se plantea la intervención psicológica.

El tratamiento psicológico en obesidad y sobrepeso siempre depende de las necesidades específicas del paciente. En líneas generales, se abordan todos los hábitos que se relacionan con la comida. En primer lugar, es necesario realizar una evaluación detallada de todos los factores psicológicos vinculados con la alimentación.


¿Cómo puede ayudarte un psicólogo si tienes obesidad o sobrepeso?

El psicólogo es el profesional de la salud especializado en comportamientos, emociones y pensamientos. Por ello, es quien está mejor preparado para ayudarte a modificar los hábitos no saludables y a aprender a gestionar tus emociones de manera positiva y beneficiosa para tu autoestima.

Una intervención para la obesidad no está completa si no hay una terapia psicológica dentro del plan de tratamiento. Ya que, si sólo se ataca el sobrepeso, la persona pierde kilos y esto es muy motivador y le da al individuo mucha fuerza personal y mejora su autoestima, pero no se ataca la raíz del problema: el papel emocional de la comida y los hábitos no saludables.

Con el pasar de los meses, si no se ha reeducado en hábitos y si no se han ganado habilidades de afrontamiento del estrés y emociones, la personada volverá a poner en marcha los hábitos no saludables. Su relación con la comida no ha cambiado, solo ha bajado de peso. Cuando solo se baja de peso y no se cambia de sistema de vida ni se cambia la relación que se tiene con los alimentos y la conducta de comer, es probable que se vuelva a ganar mucho peso en poco tiempo.

En este sentido, es fundamental entender la obesidad como un problema de salud en el que las variables psicológicas juegan un importante papel. Comprendiendo la obesidad como algo más que sobrepeso se abre la puerta para mejorar la calidad de vida de quienes tienen este problema de salud.


“Un cuerpo sano es un recinto para el alma. Uno enfermo, una prisión”

-Francis Bacon-







Fuente:https://lamenteesmaravillosa.com/obesidad-como-puede-ayudarte-un-psicologo/

martes, junio 5

Grasa abdominal


Una reciente investigación de la Universidad de Exeter (Reino Unido), publicada en Metabolism, ha descubierto que la paciencia del tejido adiposo, que es adónde van a parar todas las calorías de más, tiene un límite. Y llega un momento en el que tras expandirse tanto, sus células se sofocan, son privadas de oxígeno y se produce "un proceso de cicatrización"; la grasa se vuelve dura y poco eficiente, queda sellada, casi a fuego, alrededor de los órganos. Su apellido es visceral y es la más difícil de perder; además de aumentar el riesgo de diabetes y fallo cardiovascular. Según los investigadores ni siquiera la cirugía bariátrica es capaz de revertir el proceso.
¿Cómo puedo saber si mi tejido adiposo ha cicatrizado ya?
La investigación de Metabolism, que detectó esta disfunción midiendo los niveles de la enzima LOX, relaciona los tejidos adiposos cicatrizados con cuerpos "en forma de manzana": estómago y pecho prominentes y extremidades más delgadas.
Investigaciones previas ya habían alertado de los peligros de la grasa abdominal, que se asocia a un mayor riesgo de mortalidad: dos veces mayor para las personas con obesidad central frente a las que solo tienen sobrepeso, según Annals of Internal Medicine.
Katarina Kos, autora del estudio de Metabolism, subraya que la lección que se debe llevar a casa es que hay que cuidar el tejido adiposo antes de que se formen las cicatrices, "porque si esto sucede, a pesar de la pérdida de peso, podría no volver a recuperarse nunca".

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/05/21/buenavida/1526884001_416823.html

miércoles, abril 11

"Eso no es una pregunta"


Personas con sobrepeso contestan a indiscretas preguntas acerca de sus kilos y lo que supone ser obeso en una época donde la delgadez está de moda. Participa en el programa "Eso no es una pregunta. El que fuera el hombre más gordo de España, la popular Teté Delgado y hombres y mujeres anónimos con tallas XXL. Los intentos de adelgazar, los complejos, las relaciones sociales y las relaciones de pareja, los inconvenientes de ser “gordito”, la felicidad o la insatisfacción… Todos hablan sin tapujos de sus kilos de más.

Algunas preguntas que que nos responde:
 
¿Por qué estás tan gordo?
 "Hubo un momento de mi vida en el que realmente estuve enganchada a la comida, como si fuera una droga. Tenía la necesidad de comer y todas las noches necesitaba comer grandes cantidades de comida basura para poder estar tranquila" 
 
¿La gente te trata de manera diferente?
"La gente te mira como si fueras un monstruo. Piensan que realmente debes esconderte." 

 ¿Te han insultado alguna vez?
"Lo más desagradable es, más que te lo digan a la cara, estar pendiente de ir por la calle pensando "que no me llame nadie nada, que me dejen ir en paz por la calle" 
 
¿Por qué no comes menos?
"Tengo que comer menos de según qué cosas y más de otras. Tengo que comer mucha más fruta y verdura y mucha menos tortilla de patatas. Yo lo que hago es comer mal, comer a deshoras, no guardar una rutina"

¿Las relaciones sexuales son complicadas con tantos kilos?
"No se puede hacer como una persona normal. Te cansas mucho, te asfixias. No es lo mismo"
 
¿Te preocupa tu salud?
"Lógicamente me preocupaba antes muchísimo. Nadie puede estar contento con una enfermedad, porque el ser obeso es una enfermedad."


Fuente: http://www.telemadrid.es/programas/eso-no-se-pregunta/eso-no-se-pregunta-obesos

martes, abril 3

Nadie dijo que el camino fuera fácil


Hay personas que se levantan a comer por la noche, picotean entre horas, por la calle, en el coche, en el autobús, comen incluso 15 minutos después de haber terminado una comida principal. Nunca están saciadas, siguen buscando más y más comida, hasta que acaban agotadas, con el estómago hinchado y un sentimiento de culpa y tristeza que las inmoviliza.  Después, la ropa no les cabe, duermen mal, las digestiones son pesadas y el humor muy negativo.

Esto ocurre por dos tipos de razones: las psicológicas y las nutricionales.

Razones nutricionales:

Mientras    una    persona    no obtenga   los   nutrientes   que necesita a través de la alimentación diaria (proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y los minerales), seguirá ávida de comida, pues su organismo demandará más alimento para conseguir dichos  nutrientes. Actualmente, la alimentación suele ser bastante pobre, pues para quien más y quien menos, los alimentos que suelen estar presentes en su mesa son alimentos  desnaturalizados  y  desvitalizados,  alimentos  que  han  perdido sus propiedades y que han sido tratados químicamente.

Hay determinados alimentos que  causan  adicción,  todas  lo  sabemos,  como  el  café  o  el  chocolate.  Pero más allá de estos alimentos adictivos ya conocidos, hay otros, que están presentes en nuestro consumo diario y que son muy adictivos. Estos alimentos son el trigo, el azúcar y los lácteos, además de los fritos.

¿Qué ocurre cuando el organismo, ávido por saciar su sed de nutrientes, sigue demandando comida?   Los   alimentos   a   los   que   recurre principalmente   son   aquellos   a   los   que   es   adicto:  trigo, azúcar y lácteos. Así, no es infrecuente   que   cuando   una   persona   coma   compulsivamente elija  pan  de  molde,  pasta,   galletas,   bollería,   quesos,   helados, bombones...  en lugar de comer zanahorias, manzanas o brócoli, porque ni la zanahoria, ni  la  manzana,  ni  el  brócoli  son adictivos.

El cuerpo humano es muy sabio y, cuando una persona sigue hábitos saludables, es habitual que un día se levante por la mañana y piense: “me apetecen   espinacas”.   Es   el   instinto, que   te   avisa   de   lo   que   necesitas (posiblemente hierro o calcio); pero cuando una persona no  sigue  hábitos saludables porque es adicta a alimentos nocivos, es típico que se levante por la mañana  y,  antes  de  entrar  en  la  ducha,  vaya  a  la  cocina  a  por  dulces  o  pan  blanco. Es cómo la fumadora o la alcohólica, que necesita su dosis.

¿Cuál es la solución? La misma que la de la fumadora o la de la alcohólica.
Si el problema es grave, habrá que tomar una solución drástica. Es lo mismo que erradicar el hábito de fumar para una persona que se fuma 5 cigarrillos al día, que para una que se fuma dos paquetes. En ambos casos, la solución será eliminar completamente el tabaco. En el caso de la comida, si eres una persona que  de  vez  en  cuando  se  excede  con  los  alimentos,  y  no  supone  un  problema  para  ti,  te  puede  funcionar  el  eliminar  estos  alimentos  adictivos  durante  las épocas en las que sientas ansiedad; pero si en tu caso la compulsión por comer está afectando de manera significativa a tu calidad de vida, deberás hacer caso del  refrán  que  reza:  “A  grandes  males,  grandes  remedios”,  y  eliminar  estos  alimentos completamente  de  tu  dieta.  Esto puede sonar horroroso, sobre todo porque sentimos adicción por ellos. No es lo mismo eliminar las zanahorias de la dieta, que no suele costar ningún esfuerzo, que eliminar el pan o el azúcar.

Razones psicológicas

Normalmente son relativas a una insatisfacción en mayor o menor grado con una misma, con la propia vida. Algún aspecto de tu vida no funciona como tú quieres o hay algo de ti que no te gusta. Aquí es importante, hacerse un
examen. Por ejemplo, puedes ponerte delante de una hoja de papel en blanco y
escribir arriba en mayúsculas: “¿Por qué me siento mal?” o “¿Qué me preocupa, por qué no estoy contenta?”. A menudo una se siente insatisfecha y no sabe por qué, y es necesario parar y tomarse un momento para la introspección, para estar a solas con una misma y encontrar las respuestas, que brotan desde nuestro interior.

Puede ocurrir que precisamente una de las razones psicológicas sea el descontento con la propia imagen que se tiene de una misma, sobre todo
después de haber comido en exceso o de alimentos de los que una
no querría haber comido. El arrepentimiento sin propósito de enmienda. El sentirse atrapada, no ver salida, pensar que ya todo está perdido o caer en la
autoindulgencia. Además, puede ser que se sumen otros problemas
relacionados con el exterior, como puede ser el no sentirse querida o valorada;
trabajar en algo que a una no le gusta; sentirse cansada, débil o insana; tener malas relaciones, etc. Hacer un alto en el camino y tomarse un tiempo para reflexionar ayudará a identificar de donde viene nuestro vacío y tener consciencia de que la comida no es un recurso para saciar nuestras insatisfacciones, sino para alimentarnos sanamente y tener una mejor calidad de vida.   




Fuente: https://distribuidorapeligrosidadsocial.files.wordpress.com/2011/11/manual-del-crudivegano.pdf