
Los alimentos más adictivos suelen ser también los más calóricos y los que resultan menos saludables para nuestra salud, pero es que su agradable sabor llega a producir tanta satisfacción que es normal que a menudo nos lleguemos a exceder en las cantidades consumidas.
Según estudios recientes, en el mismo instante en que un alimento graso se pone en contacto con la lengua, nuestro cerebro consigue aumentar la producción de una cierta sustancia que lleva a seguir consumiéndola aunque ya no se tenga hambre. Además los alimentos dulces logran estimular la liberación de las endorfinas, conocidas como “hormonas de la felicidad” que provocan una agradable sensación de bienestar según se van ingiriendo.
En cualquier caso tanto los azúcares como las grasas tienen un relajante efecto en el estado de ánimo por lo que cuando se está más estresado o nervioso, se suele comer este tipo de alimentos en mayores cantidades. Si además se toman como un tentempié, dichos alimentos cuentan con la capacidad de combatir tanto el cansancio mental como físico en muy pocos minutos, aunque con un efecto engañoso por su corta duración, apareciendo en breve nuevamente el cansancio.
Las consecuencias de abusar de estos alimentos
Aunque resulten deliciosos y puedan provocar numerosas sensaciones placenteras, tomar estos alimentos en exceso puede llegar a causar muchos problemas de salud como un aumento de los niveles de colesterol por su alto contenido en grasas saturadas o hipertensión, ya que este tipo de aperitivos son ricos en sal y tomados en cantidades excesivas pueden provocar un excesiva retención de líquidos lo que conlleva un aumento de la presión arterial.
Consumir en exceso alimentos muy ricos en azúcar, además de aumentar el riesgo de padecer sobrepeso, pueden llegar a provocar, como consecuencia de ello, una diabetes de tipo 2, por lo que resulta imprescindible reducir el consumo de chocolates, pasteles y bebidas azucaradas.