Desde hace
años el tratamiento para la obesidad se ha basado en dos pilares fundamentales:
los planes de alimentación hipocalóricos y la incorporación de la actividad
física; basados en las investigaciones que sugieren que los factores causales
asociados al desarrollo de obesidad son la ingesta excesiva de calorías y
patrones de conducta sedentarios. Este disbalance entre la energía que ingresa
y lo que se gasta genera un sobrante de energía que se deposita en forma de
grasa en los tejidos del organismo. Aún hoy, son muchos los profesionales de la
salud que basan el tratamiento solo en estos principios.
Pero esta
es una mirada reduccionista, La modificación de hábitos alimentarios y los
patrones de actividad física son esenciales para bajar y mantener un peso
saludable, pero para ser sostenidos en el tiempo es necesario prestar atención
a otras variables.
Aunque muy
poco considerados, los aspectos psicológicos y familiares juegan un papel
decisivo en la producción y mantenimiento de la obesidad, y por lo general
nunca se abordan.
Estos
factores psicológicos, precipitan y perpetúan el consumo exagerado de alimentos
(una alimentación excesiva para lo que son las necesidades energéticas
personales) y deben ser tomados en cuenta si se pretende mantener un peso, luego
de haber alcanzado el peso deseable. El abordaje y tratamiento de las
características psicológicas es de fundamental importancia, pues de lo
contrario la persona no es capaz de comprometerse adecuadamente con el
tratamiento y en general tiene mayor dificultad para bajar de peso y/o
mantenerlo.
Este
conjunto de emociones y comportamientos que se vinculan con la
sobrealimentación, generalmente se presentan en combinaciones más o menos
complejas y son diferentes para cada persona. Es tan elevado el número de
variables que influyen en una persona, y en concreto en que un determinado ser
humano padezca de obesidad, que bien se puede decir que existen tantos casos de
obesidad como obesos.
De ello se
desprende, la necesidad del trabajo interdisciplinario para atender a cada uno
de los detalles que inciden en esta problemática.
Algunas
alteraciones son específicas y pueden encontrarse con relativa frecuencia en personas
obesas, aunque sin ser patognomónicas de la enfermedad. Pero también existen
otras que pueden estar presentes y dificultar el tratamiento para quienes
intentan adelgazar y mantener un peso adecuado.
Algunos
autores consideran los factores psicológicos como causantes de la obesidad,
otros creen que es una consecuencia de la discriminación social hacia el obeso.
Lo cierto es que, en mayor o menor medida, están presentes y es fundamental su
conocimiento e identificación para ser abordados si se quiere tener éxito en el
tratamiento.
En la
actualidad se están realizando investigaciones para determinar si en realidad existe
una personalidad del obeso.
Es conocido
que la obesidad se presenta como un síndrome conformado por factores
etiopatogénicos diversos e interactuantes que se combinan en proporciones
individuales de una persona a otra. Hasta el presente se han considerado la
herencia genética, el sedentarismo, el comer excesivamente y las disfunciones
metabólicas, pero se han descuidado los aspectos psicológicos y sociales.
No debe
olvidarse que el ser humano es un ser bio-psico-social, y como tal obliga a que
todas las terapéuticas sean enfocadas desde esta perspectiva, y el tratamiento
de la obesidad no queda excluida. Por tanto, el aspecto psicológico de la
persona debería ser incluido en el abordaje terapéutico, sobre todo considerando
la cronicidad y complejidad de esta problemática.
Fuente:
http://www.inppares.org/sites/default/files/ob05-02.pdf