El cerebro necesita un suministro constante de energía
El cerebro es sin duda el órgano que más trabaja. Es el que nos permite tomar decisiones, leer, hablar y realizar cientos de otras acciones al instante. Además, se encarga de varios procesos involuntarios que son vitales para la supervivencia, incluida la respiración, la regulación de la temperatura corporal y la secreción de hormonas. Es la principal estructura del sistema nervioso central: recibe y envía mensajes a todo el cuerpo para permitirnos hacer cosas como detectar un automóvil que aparece de repente y luego frenar o cambiar de rumbo para evitarlo.
Representa solo el 2 % del peso corporal; sin embargo, consume el 20 % de la energía diaria. Los estudios muestran que dos tercios del balance energético del cerebro se usan para ayudar a las células nerviosas a “activarse” o enviar señales. El tercio restante es para el mantenimiento de las células.
Para llevar a cabo estas importantes funciones, el cerebro necesita un suministro constante de energía. Puede usar dos fuentes principales de energía: glucosa o cetonas, y ambas cruzan la barrera hematoencefálica. En el caso de las personas que llevan una alimentación alta o moderada en carbohidratos, la principal fuente de energía del cerebro es la glucosa. En el caso de las que llevan una alimentación baja en carbohidratos o cetogénica, la principal fuente de energía para el cerebro son las cetonas.
¿Qué ocurre cuando no consumes carbohidratos?
Se calcula que cuando el cerebro toma la energía de los carbohidratos, necesita entre 110 y 145 gramos de glucosa al día para funcionar de manera óptima.
La mayoría de las personas que siguen una alimentación alta en carbohidratos, muy común en la actualidad, comen aproximadamente el doble de los carbohidratos que utiliza el cerebro, por lo que tienen un suministro de glucosa más que suficiente.
¿Qué sucede si comes menos de 110 gramos de carbohidratos al día, o incluso cero carbohidratos? ¿El cerebro se muere de hambre? ¡Por supuesto que no!
El hígado y los músculos almacenan glucosa en forma de glucógeno. Aunque la cantidad varía según la persona, un hombre de tamaño promedio que pese unos 70 kg almacena aproximadamente 100 gramos de glucógeno en el hígado.
Cuando se dejan de consumir carbohidratos durante varias horas, el glucógeno hepático se descompone en glucosa y se libera en el torrente sanguíneo para evitar que la glucemia baje demasiado. Aunque se almacena mucho más glucógeno en los músculos que en el hígado, el de los músculos tiene que permanecer allí para satisfacer las necesidades energéticas musculares y no puede ser liberado al torrente sanguíneo para elevar la glucemia.
Después de pasar de 24 a 48 horas sin ningún tipo de carbohidrato, el glucógeno se agota y los niveles de glucosa e insulina en la sangre disminuyen considerablemente.
En ese momento el hígado aumenta la síntesis de compuestos solubles en agua, conocidos como cetonas, creados por la descomposición de los ácidos grasos. La fuente de las cetonas es la grasa que se consume o la grasa movilizada de las reservas de grasa corporal. Las cetonas resultantes pueden cruzar la barrera hematoencefálica para proporcionar al cerebro una fuente alternativa de energía.
Eso significa que existe otra fuente de energía disponible para el cerebro cuando al cuerpo le quedan pocos carbohidratos almacenados.
¿Puede el cerebro valerse solo de las cetonas?
El cerebro siempre necesita algo de glucosa. Sin embargo, los investigadores han demostrado que al seguir una dieta cetogénica estricta o al estar en una situación de ayuno o inanición, se pueden usar las cetonas para satisfacer hasta el 70 % de las necesidades energéticas del cerebro.5
Para satisfacer la demanda energética restante del cerebro, el hígado puede producir toda la glucosa necesaria mediante un proceso conocido como gluconeogénesis (que significa “producir nueva glucosa”).
Los compuestos que el hígado usa para sintetizar glucosa son:
- Aminoácidos de las proteínas consumidas (o, en caso de un consumo inadecuado de proteínas o períodos de inanición, se obtienen de la descomposición muscular).
- Glicerol (parte de una molécula de triglicéridos) de la descomposición de la grasa corporal o de la grasa alimentaria.
- Piruvato y lactato, que son moléculas creadas por la descomposición de la glucosa durante el metabolismo energético y que se pueden volver a unir para crear de nuevo glucosa.
Por lo tanto, el cerebro puede conseguir toda la energía que necesita gracias al hígado, con la glucosa almacenada, la gluconeogénesis o la producción de cetonas, se consuman o no carbohidratos.
Usar solo glucosa frente a usar glucosa y cetonas como energía para el cerebro
Si llevas una alimentación entre moderada y alta en carbohidratos, el cerebro no está adaptado a usar cetonas. Por lo tanto, la glucosa será la principal fuente de energía del cerebro en todo momento. Cuando los niveles de glucosa caen, el cerebro puede enviar fuertes señales de que necesita más glucosa: hambre, irritabilidad, mareos, aturdimiento, confusión.
Una vez que el cuerpo se adapta a una alimentación muy baja en carbohidratos o sin carbohidratos, el cerebro utiliza fácilmente las cetonas para satisfacer una gran parte de sus necesidades energéticas, y el hígado produce la cantidad de glucosa necesaria para satisfacer el resto. Por tanto, la glucemia se mantiene estable aunque no se consuman carbohidratos y se previenen los síntomas de la hipoglucemia.
Desde un punto de vista evolutivo, tiene mucho sentido. Se sabe que los cazadores-recolectores a menudo pasaban varias horas o incluso días sin comer mientras buscaban comida. La capacidad de usar una combinación de cetonas y glucosa como energía para el cerebro fue clave para su supervivencia.
Conclusión
En resumen: comer carbohidratos para conseguir la energía que el cerebro necesita es una opción, no un requisito.
Es cierto que el cerebro no puede funcionar completamente con cetonas; también necesita algo de glucosa. Sin embargo, el cerebro no corre peligro con una dieta muy baja en carbohidratos o incluso con una dieta que no tenga carbohidratos. Gracias a la gluconeogénesis, el cuerpo producirá y proporcionará al cerebro toda la glucosa que necesita.
Fuente: ARTICULO COMPLETO: https://www.dietdoctor.com/es/low-carb/cerebro-necesita-carbohidratos?fbclid=IwAR2KaH78mlEdi-jnVhne5XxP8S_vTQvcxKG5Ormh5Gv88rDnoBNVmkrkK14