
Quitarnos esos kilillos de más está casi siempre dentro de los propósitos que nos apuntamos mentalmente cada año.
Pero es momento de hacer una parada y plantearse si realmente vamos a cumplir nuestro propósito, debemos ser objetivos y consecuentes con una realidad, y esa realidad referida a nuestro peso, está relacionada, con que es muy posible que cada año, ponga en mi lista de deseos el mismo propósito (bajar el peso), pero que lleve años arrastrando el saldo de ese objetivo sin el más mínimo cambio.
¿Qué podemos hacer ante ésta realidad?
Yo os animo a que antes de nada hagáis una reflexión sobre ello, y os preguntéis y cuestionéis el asunto de forma diferente. Si algo no ha funcionado durante años, no os empeñéis en dar más dosis de lo mismo, buscar formas diferentes de abordar ese objetivo será siempre mucho mejor que seguir con la misma estrategia que no ha sido de utilidad.
Algunas preguntas que nos podemos hacer para buscar una mejor solución serían las siguientes:
¿Qué hago cada año para intentar bajar el peso?¿Me funciona?
¿Es realmente para mí una prioridad reducir mi peso?
¿Estoy realmente dispuesto/a a realizar un esfuerzo para conseguirlo?
¿Tengo tiempo y ganas tengo para este propósito?
¿Cómo voy a organizarme?
¿Qué motivo me impulsa a ello?
¿Quiero un cambio momentáneo o un cambio para siempre?
¿Quién me puede ayudar?
Estas y otras muchas preguntas deben formar parte de esa reflexión previa al inicio del replanteamiento de nuestro viejo objetivo. Si no hay respuestas a estas preguntas, o las mismas son vagas y dispersas, te animo a que te hagas éstas preguntas:
¿Y si me planteo simplemente quedarme como estoy?
¿Puedo conseguir ser feliz sin alcanzar ese objetivo?
¿Se ve mi salud afectada por el objetivo?
Etc..
Si finalmente hemos decidido que este año si queremos abordar seriamente el objetivo d vagar el peso, y que este sea el último intento, porque ahora de verdad vamos a hacer verdaderos cambios, debemos marcarnos objetivos realistas, objetivos a corto y largo plazo, que nos permitan conseguir la meta final, y esos objetivos tienen que estar impregnado de un cambio de vida que podamos asumir para siempre.
El secreto, es un verdadero cambio de hábitos en todos sus sentidos: Hacer una restructuración de los alimento que se compran para todo la familia, consciencia a la familia de que todos deben participar y que es algo bueno para todos, tener una organización que nos ayude a reducir el estrés, pedir ayuda, etc.
Debemos aprender a convivir con la comida y con nuestro entorno. Además de incluir en nuestro día a día, el ejercicio físico de forma regular, y cuidar nuestro estado emocional en todas sus dimensiones.
Soy consciente de que no resulta fácil realizar estos cambios, máxime cuando llevamos toda una vida haciendo o no haciendo las cosas de forma diferente, pero si realmente queremos alcanzar ese propósito tan deseado, y garantizarnos una vida saludable para siempre, debemos aprender a ser organizados dentro de nuestro pequeño caos de vida, y no perder de vista nuestras prioridades.
Una de las ventajas que vamos a ir obteniendo, es que cuanto más tiempo llevamos con nuestros NUEVOS HÁBITOS, menos nos costaran llevarlos a cabo y poco a poco se irán instaurando en nuestra rutina hasta que se hagan nuestros.
QUE TUS LOGROS ALIMENTEN TU MOTIVACIÓN Y QUE ESTA HAGA DE CONBUSTIBLE PARA SEGUIR ADELANTE.